Síndrome del Intestino Irritable: Origen Real y Cómo Sanarlo desde la Raíz

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Síndrome del intestino irritable 

Desde hace varios años, he dedicado gran parte de mi tiempo a investigar de manera profunda y con base científica el síndrome del intestino irritable (IBS).

No lo hice solo por curiosidad: fui diagnosticada con IBS y, como suele pasar cuando algo impacta tu vida directamente, quise entender realmente qué estaba pasando en mi cuerpo. Siempre he sido de esas personas que, cuando buscan una respuesta, no se conforman con información genérica. Me sumerjo en estudios clínicos, entrevistas con expertos y todo tipo de fuentes profesionales y actualizadas hasta sentir que me especializo en el tema.

Hoy, después de años de investigación constante y de experiencia propia viviendo y mejorando con IBS, quiero compartir contigo lo que verdaderamente importa saber sobre este síndrome. No teorías sueltas, ni soluciones mágicas: información basada en ciencia real, explicada de forma sencilla, para que tú también puedas entender y empezar a sanar tu intestino desde la raíz.

¿Qué es el síndrome del intestino irritable (SII) y cuáles son sus síntomas? 

El IBS, o síndrome del intestino irritable, es mucho más común de lo que imaginaba. No existe una prueba de sangre, ni un escáner que lo diagnostique.
Los médicos lo identifican por un patrón de síntomas, principalmente:
Dolor o malestar abdominal recurrente
Cambios en los hábitos intestinales (diarrea, estreñimiento o ambos)
Alivio o empeoramiento del dolor después de ir al baño

Durante años, el síndrome del intestino irritable fue malinterpretado como un problema psicológico. Hoy sabemos, gracias a la ciencia, que el SII es una condición real, con base fisiológica, inflamatoria y neurosensorial.

El origen del síndrome del intestino irritable está en el microbioma

Uno de los descubrimientos que más me impactó es que nuestro microbioma intestinal (el ecosistema de bacterias buenas que vive dentro de nosotros) es fundamental para nuestra salud.

¿Qué sucede cuando el microbioma se desequilibra?

Cuando este microbioma se daña, sucede algo muy parecido a lo que se ve en personas con:
✔ Depresión
✔ Enfermedades inflamatorias
✔ Alteraciones hormonales

En el caso del IBS, lo que ocurre es:
✔ Perdemos bacterias antiinflamatorias importantes (como bifidobacterias y lactobacilos),
✔ Aumentan las bacterias inflamatorias
✔ Se altera la producción de serotonina (¡90-95% de la serotonina corporal se produce en el intestino!),
✔ Y los nervios intestinales se vuelven hipersensibles: sentimos dolor con estímulos normales.

En otras palabras: nuestro intestino se desequilibra, nos inflamamos y nuestro sistema nervioso se desregula.

Conexión entre intestino y emociones: cómo afecta tu estado de ánimo

Algo que me pareció fascinante es la conexión tan fuerte que existe entre el intestino y el cerebro.

A través del nervio vago y el sistema nervioso entérico (que tiene 5 veces más nervios que la médula espinal), nuestro intestino y nuestro cerebro están en comunicación constante. Esta red convierte al intestino en nuestro “segundo cerebro”.

Por eso, hasta un 50% de las personas con síndrome del intestino irritable también experimenta ansiedad o depresión. En muchos casos, los síntomas digestivos aparecen antes que los problemas de ánimo.

Esto no significa que estés deprimido y por eso tengas molestias digestivas. Significa que tu intestino está inflamado o desequilibrado… y eso impacta directamente cómo te sientes emocionalmente.

¿Cómo identificar si tu microbioma está desequilibrado?

Una forma sencilla (y muy visual) de saber en qué estado está tu salud intestinal es observando tus heces. Puede sonar incómodo hablar de esto, pero la realidad es que nuestro cuerpo nos da señales claras todos los días —solo que pocas veces nos enseñan a interpretarlas.

Existe una herramienta médica muy útil llamada la Escala de Heces de Bristol, que clasifica las heces en 7 tipos diferentes, basándose en su forma y consistencia:

🔹 Tipo 1 y 2: Son heces muy duras, secas y fragmentadas (como bolitas o una masa grumosa), lo que indica estreñimiento severo.

🔹 Tipo 3: Aún compactas, pero con grietas en la superficie, muestra tendencia al estreñimiento.

🔹 Tipo 4: Aquí es donde queremos estar. Es una hez con forma de salchicha o serpiente, suave, lisa y fácil de evacuar.
Este tipo indica un equilibrio saludable en tu digestión y microbioma.

🔹 Tipo 5: Hez blanda, separada en piezas claras —puede ser una señal temprana de que te estás moviendo hacia la diarrea. Comienzo de desequilibrio intestinal.

🔹 Tipos 6 y 7: Heces pastosas o líquidas, asociadas directamente a diarrea y un intestino irritado o inflamado.

En resumen:
Tipo 4 es el objetivo.
⚠️ Tipos 1-3 reflejan problemas de estreñimiento.
⚠️ Tipos 5-7 reflejan tendencia a diarrea.

¿Por qué esto importa tanto?

Porque cuando tu digestión se aleja de un Tipo 4 de manera regular, es una señal temprana de que tu microbioma intestinal podría estar desequilibrado —y cuando tu microbioma no está bien, tu salud en general también empieza a resentirse.

Como bien decía el Dr. Will Bulsiewicz en la entrevista:

“The proof is in the poop.”
(“La prueba está en el baño.”)

¿Qué podemos hacer para sanar nuestro intestino?

Aquí viene la parte más bonita: sí podemos sanar. No es rápido, no es mágico, pero es completamente posible.

Basado en todo lo que investigué, aquí te comparto lo más importante:

1. Come más plantas… muchas más. 

Aumentar la diversidad de plantas en nuestra dieta
Objetivo: llegar a 30 tipos diferentes de plantas por semana.
Incluye:
✔ Frutas
✔ Verduras
✔ Semillas
✔ Legumbres
✔ Nueces
✔ Granos integrales

2. Empieza poco a poco. 

No tienes que llegar a 30 de golpe. Si hoy comes 5, sube a 10. Luego a 15.
Tu intestino necesita entrenamiento, como un músculo. Al principio puedes sentir: gases, hinchazón y ruidos intestinales.

👉 Es totalmente normal.
👉 No es una señal de que algo esté mal.
👉 ¡Es señal de que estás despertando bacterias buenas!

¿Por qué pasa esto? 
Cada planta contiene fibras únicas que alimentan bacterias distintas. Si no las consumías antes, esas bacterias estaban “dormidas”. Cuando las reactivas, fermentan esas fibras… y eso genera gases. Pero ese proceso es clave para:

✅ Diversificar tu microbioma
✅ Mejorar tu digestión
✅ Fortalecer tu inmunidad
✅ Impactar positivamente tu ánimo y metabolismo

Cada nueva planta que añades es una inversión en salud digestiva, emocional y metabólica. No huyas de la incomodidad inicial: es señal de que tu cuerpo está cambiando desde adentro.

Alimentos fermentados: probióticos naturales para tu intestino

Los alimentos fermentados son una maravilla para repoblar el intestino con bacterias buenas. Son probióticos naturales, y al consumir pequeñas porciones a diario, puedes mejorar tu digestión, reducir la inflamación y apoyar tu salud inmune. Ejemplos recomendados:

✔ Yogur natural
✔ Kéfir
✔ Chucrut
✔ Kimchi
✔ Miso

Son probióticos naturales. Pequeñas porciones diarias pueden hacer una gran diferencia. 

Cómo manejar los FODMAPs con inteligencia y sin miedo

Cuando los síntomas digestivos como hinchazón, gases, dolor o diarrea están muy presentes, puede ser útil —de forma temporal— reducir los alimentos ricos en FODMAPs.

Los FODMAPs son carbohidratos fermentables que, aunque saludables, pueden provocar molestias en personas con un intestino sensibilizado. Pero no se trata de eliminarlos para siempre.

El enfoque inteligente es:

1. Reducirlos temporalmente, para calmar los síntomas.

2. Reconstruir el microbioma con una dieta rica en fibra vegetal.

3. Reintroducirlos gradualmente, para ampliar la tolerancia.

¿Por qué reintroducirlos?
Porque muchos FODMAPs son precisamente los alimentos que nutren a tus bacterias buenas y estimulan la producción de compuestos antiinflamatorios como el butirato.

Ácidos grasos de cadena corta: la recompensa por alimentar tu microbioma (AGCC)

Cuando alimentas a tus bacterias buenas con fibra, ellas te lo devuelven con algo increíblemente poderoso: los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato, acetato y propionato.

¿Qué hacen los AGCC?

  • Calman los nervios intestinales, reduciendo la hipersensibilidad típica del SII
  • Disminuyen la inflamación
  • Protegen el cerebro contra enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer

En resumen: la fibra es medicina natural.
Pero no cualquier fibra: la variedad es clave.

Ejemplos de fibras que producen AGCC:

✔ Inulina → alcachofas, espárragos, ajo, cebolla, puerro

✔ Pectina → manzanas, peras, cítricos

✔ Almidón resistente → plátano verde, papa o arroz cocido y enfriado

✔ Betaglucanos → avena y cebada

✔ Fibra insoluble → ensaladas de hoja verde, semillas, salvado de trigo

Cuanta más variedad de fibras y plantas incluyas, más diversa será tu microbiota y más fuerte tu salud intestinal, emocional y metabólica.

Estilo de vida para sanar tu intestino

No se trata solo de lo que comes. Para sanar el intestino, también necesitas trabajar en tu estilo de vida.

Dormir mejor, moverte con regularidad y manejar el estrés son claves que muchas veces pasamos por alto.
Tu microbioma intestinal necesita calma para repararse y regenerarse.

Sanar el intestino: el impacto va más allá de la digestión

Cuando comienzas a sanar tu microbioma, el cambio se nota en todo tu cuerpo:

✅ Tu digestión se equilibra

✅ Tu estado de ánimo mejora

✅ Tienes más energía

✅ Piensas con más claridad

✅ La inflamación interna disminuye

💚 Sanar el intestino es sanar desde adentro hacia afuera.

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